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LA SANTERÍA EN CUBA.


La Santería, como fenómeno religioso y popular, tiene gran importancia hoy en América. Su área de influencia abarca zonas del Caribe, como Cuba, Puerto Rico y Panamá, y países hispanoamericanos, como Colombia, Venezuela, Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina, y llega hasta New York y Miami. 

La Santería en Cuba es, ante todo, expresión de la suprevivencia cultural de un pueblo arrasado por los avatares de la historia de Occidente. 

El pueblo africano, víctima de la voracidad colonialista de Europa, se vio reducido a la condición de abastecedor de mano de obra en condiciones de esclavitud para el continente americano. Los traficantes blancos extraían «la madera de ébano» de países como Senegal, Gambia, Costa de Oro, el Congo, Angola y Nigeria. Precisamente en este último país tiene su origen la cultura yoruba, base de la expresión religiosa de la Santería en Cuba. 

La cifra de los esclavos traídos a América se acerca a una decena de millones, esto sin tener en cuenta los que morían por las condiciones inhumanas de su traslado por mar y los que tenían necesariamente que perecer para permitir su apresamiento. Las tribus africanas fueron enfrentadas entre sí, y para conseguir la mano de obra esclava se veían obligados a dispersar y masacrar comunidades enteras. 


Los negros esclavos llegaban a América en unas condiciones desesperadas, alejados de su tierra, de sus valores y de su gente. Para sobrevivir, humanamente hablando, se aferraban a sus valores culturales, en los espacios que les dejaba la memoria.

La música, los rezos, las fórmulas mágicas, los mitos, los remedios se convirtieron en sus instrumentos de defensa, en un espacio de refugio frente a la inclemencia de la realidad que vivían. Sus palabras y sus ritmos fueron instrumentos de expresión con los cuales insertaron la cultura africana en el proceso de integración americana. 

Al continente americano y al mundo Occidental aportaron sus leyendas, sus danzas y su música. Así, podemos encontrar en las fiestas americanas los elementos extraídos de aquellas complejas fiestas africanas: las vemos claramente en las comparsas y parrandas de Cuba, en la chegancas brasileras o en la Fiesta de los Diablos de San Francisco de Yare en Venezuela. 

Luego, en el proceso de urbanización de todos estos elementos, encontramos la huella africana en la calenda, en el tango, el congó, el candombe, la salsa y la rumba. Es así como este pueblo reconstruye en cada lugar, en cada hacienda, su historia para preservar su identidad.

La Santería, en Cuba, resultado de un proceso de sincretismo entre los cultos yorubas y la religión católica, se va construyendo como expresión de un fenómeno de supervivencia cultural. En cada hacienda de la isla o en cada casa, los esclavos negros van reconstruyendo su historia, reuniendo en sus dioses poderosos las características de muchos dioses africanos. En secreto, practican la adoración a sus dioses para evitar la persecución del Santo Oficio. Poco a poco van encontrando en los santos y santas de la lglesia Católica el ropaje bajo el cual pueden guardar a sus dioses. Surgen así «los santos» como producto de las identidades entre los santos del panteón católico y las deidades africanas. Esto es lo que algunos llaman «cimarronaje ideológico», es decir, se procedió a ponerle una máscara blanca a los dioses negros. 

Por esto, los rituales de la Santería, más allá de su carácter mítico o práctico, adquieren la forma de cimarronaje religioso, de protesta mística, de negritud militante. 

En la Santería, los etéreos y estoicos santos y santas de la religión católica quedan contaminados con la alegría del pueblo yoruba. En esta mitología caribeña queda manifiesta la musicalidad, el ritmo y la sensualidad del pueblo africano, así como su manera de ver y sentir el mundo lleno de optimismo y ánimo festivo.


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