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ORULA: EL ORISHA QUE INTERPRETA LOS ORÁCULOS DE IFÁ


Una mañana, el orisha Ochosi, el cazador, salió temprano para ir de cacería. Cuando entró en el bosque, el follaje era tan denso que tardó mucho en llegar al claro donde podía cazar animales. Cuando llegó al claro, los animales se habían ido. En los días que siguieron, sin importar cuándo salía a cazar, no pudía cruzar el bosque a tiempo para atrapar a su presa. Así que acudió a Orula, el oráculo orisha de la adivinación, para pedirle ayuda. 

Orula adivinó y le dijo a Ochosi que hiciera un ebó, un sacrificio, con una planta a la entrada del bosque.

En otra parte del bosque, el orisha Oggún, el dios del hierro, estaba abriendo un camino entre los árboles. También estaba tratando de cazar para su comida. Él tampoco tuvo éxito, porque cuando llegó al claro donde pastaban los animales, ya se habían ido.

Entonces decidió consultar con Orula. Orula le dijo a Oggún que hiciera un ebó al borde del bosque con una planta, asegurándole que su problema se resolvería.


Al día siguiente, cuando Oggún estaba despejando un camino, se encontró con Ochosi.

Empezaron a pelear, cada uno reclamando el lugar en el bosque como propio.

Pero luego llegó Elegua, preguntando por qué estaban peleando. Ochosi gritó furiosamente que Oggun estaba interfiriendo en su cacería. Oggún argumentó que Ochosi era el que estaba interfiriendo. Elegua preguntó entonces cuántos animales habían capturado. Ambos se encogieron de hombros y dijeron: “Ninguno”. Ellegua les aconsejó sabiamente que trabajaran juntos: Oggún podría despejar el camino y Ochosi podría usar su arco y flecha para capturar a su presa. Oggun y Ochosi siguieron la sugerencia de Ellegua; como resultado, capturaron muchos animales, que compartieron con la gente de sus pueblos.

Orula es el orisha que adivina con el sistema oracular de Ifá. Tiene las habilidades para leer los odus e interpretar la miríada de patakís que revelan nuestro destino. Es él quien nos enseña las lecciones de los orishas. Los babalawos son los hijos de Orula. Como él, interpretan los signos adivinatorios. Y en base a estos signos, el babalawo selecciona un patakí que ofrece una solución al cliente. 

El odu está determinado por la manipulación del babalawo de dieciséis nueces de palma, ikins, entre sus manos derecha e izquierda. El babalawo cubre un zahorí redondo de madera, llamado opon Ifá, con un polvo hecho de ñame machacado, yefá. Dependiendo de las nueces de palma que quedan en su mano izquierda, identifica si se van a dibujar una o dos líneas en el ñame machacado con el dedo medio de su mano derecha. El patrón resultante define el odu, ya que identifica los patakís apropiados que el babalao debe discutir con su cliente. El adivino sabe si el símbolo lleva energía positiva, iré, o energía negativa, osogbo. Si el símbolo del cliente revela osogbo, el babalawo prescribe un ebó, un sacrificio que el cliente debe hacer para lograr un equilibrio positivo en su vida.

Así como hay muchas versiones de un solo cuento de hadas, hay muchos enfoques para enseñar estas leyendas. La explicación del papel de un orisha en una historia o incluso el resultado final de esa historia puede cambiar, dependiendo de quién la cuente. Este enfoque multifacético es un aspecto importante de la santería, lo que sugiere que hay muchas verdades, direcciones y soluciones en cualquier historia.


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