Oh, Santa Bárbara, vos sois;
la hija del Dios de la vida
y la mujer aquella, 
que el martirio preferisteis porque, 
nunca  os pasó por el corazón, 
y  mucho menos, pasar vuestra vida 
al lado de algún pagano e impío;
por ello, aceptasteis la muerte y
viajar procelosa, a la luz eterna.
por ello, aceptasteis la muerte y
viajar procelosa, a la luz eterna.
Quizás por ello, y cuando las
tormentas cargadas de truenos
y rayos, asolan la faz de la tierra,
oraciones a vos, con fe, bastan
para que cesen ellas.
Hoy conjusticia divina,
 lucís corona de luz, 
que ganasteis en esta  tierra;
oh, Santa Bárbara; de las ventanas.
 

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