Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios nuestro,
en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.
del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¡OH Dios misericordioso,
que nos disteis en el Bienaventurado Martín
un modelo perfecto de humildad,
de mortificación y de caridad;
y sin mirar a su condición,
sino a la fidelidad con que os servía,
lo engrandecisteis hasta glorificarlo
en vuestro Reino,
en vuestro Reino,